Hace unos meses, en un Valencia-Deportivo, una moneda impactó en el linier y el partido fue suspendido. En aquel momento, hubo mucha gente que se metió con la decisión del arbitro, Mejía Dávila. Que por un cafre no se podia suspender un partido, que la gente había pagado para ver el partido, que no era para tanto, etc.

Pocos fuimos los que estabamos con el arbitro, pocos fuimos los que dijimos que estaba bien, que ya era hora de que alguien diese el primer paso; que la gente se diese cuenta de que ese no es el camino. No se puede permitir que la gente tire objetos al terreno de juego con ánimo de lesionar y no pase nada.

Pues ayer todo se fue al garete, lo que había hecho el arbitro del Valencia- Depor no valió para nada, todo fue tirado por los suelos por el arbitro del Atletico de Madrid-Sevilla, un tal Aiza Gámez. Personalmente, creo que no debería volver a pitar un partido en lo que queda de liga. Después de suspender el partido por los incidentes que luego contaré, se echo a tras y reanudo el partido. Una mala decisión para el mundo del futbol, y sobre todo para los árbitros. Gracias a el volvemos a las andadas.

Cuatro camorristas del Frente atlético, que ya hace unos años mataron a un aficionado de la Real Sociedad, a Aitor Zabaleta, empezaron a tirar objetos al terreno de juego. Concretamente una botella de Ballantines, botellines de agua, botes de cerveza, etc. Uno de estos botes impactó con el portero del Sevilla Palop.

El arbitro manda a los dos equipos al vestuario diciendo "se acabó", "esto se acabó", "nos vamos". Y después de un tiempo coje y reanuda el partido. Que pasa que si le pegan a un arbitro si se suspende el partido y si es un jugador no pasa nada. Esto que es, ¿un doble baremo?.

Seamos serios, los primeros culpables son las medidas de seguridad del estadio. Esta prohibido meter botellas, botes, en los estadios de futbol. Las botellas de agua solo se pueden meter sin el tapón. Y todo eso es lo que ha caido hoy al terreno de juego desde la grada. Por eso los primeros culpables son los de la seguridad, que son los que registran las mochilas, bolsas y demás al entrar.

También son culpables los cuatro camorristas que se esconden entre los socios de la grada para tirar objetos y montar camorra en la grada. Que suelen ser cabezas rapadas, ultraderechistas, o simplemente camorristas. A esos son a los que hay que perseguir e impedir entrar en los estadios. Para eso estan las cámaras de seguridad de los estadios y los propios socios que estan en la grada viéndolos.

Y por último los profesionales del deporte, tanto periodistas, como jugadores, como arbitros. No puede ser que ellos, que son los agredidos se enfrenten al arbitro porque quiere suspender el partido, y que se enfrenten entre ellos porque unos jugadores estan de acuerdo con suspender el partido y otros no. Pero ¿qué pasa? si son ellos los propios agredidos, las dianas de los objetos. ¿No les da mas? es algo inconcevible.

Personalmente, creo que el arbitro se ha equivocado gravemente. Si te vas, que es lo que debes hacer, no vuelvas a reanudar el partido. Si ya lo habias hecho bien, eso es lo que tienes que hacer, como hizo Mejía Dávila en el Valencia-Depor. El ya habia abierto el camino para que cuando volviese a pasar se tomase la decisión de suspender y no pasase nada. Esa es la única manera de acabar con los camorristas en los estadios de futbol. Ese es el mensaje, si no hay civismo se suspende el partido, pero deben ser ellos, los propios profesionales los que tomen la decisión. No puede ser que unos se enfrenten a otros por querer suspender el partido. Son los agredidos y son ellos los que tienen que esar de acuerdo con el arbitro y apoyarlo en la decisión. Pero no, se la discuten y le presionan para seguir jugando. Lamentable

Creo que con decisiones como la de hoy, el mundo del futbol sale perjudicado, y mucho peor todavía, los camorristas salen reforzados. El mensaje esta claro: "no pasa nada, podeis seguir haciendo el vándalo que el partido no se suspende". Lo malo sera cuando lesionen a un jugador o le maten. Haber que dicen luego los propios profesionales que ahora no son capaces de apoyar al arbitro en la decisión de suspender el partido.